viernes, 27 de julio de 2018

Lectura crítica de la realidad.




1.   Hacerse cargo de la realidad.
El primer paso para otro mundo posible será ver la realidad tal cual es. Un primer momento noético que, en palabras de Jon Sobrino, exige la honradez con lo real: se trata de llegar a captar la verdad y llegar a responder a la realidad, no sólo como superación de la ignorancia y de la indiferencia sino ante y contra la innata tendencia de someter la verdad y dar positivamente un rodeo ante la realidad.


2. Cargar con la realidad

Ver, comprender y liberar
No es lo mismo ver que comprender lo que se ve. En el relato del Éxodo, Dios se fija en los Israelitas y «comprende lo que ocurre». Los ojos del faraón –como los de nuestros banqueros – seguro que veían otra realidad, cierto que los hijos de Israel trabajaban de sol a sol, pero tenían asegurada la comida; no conviene olvidar que los israelitas no estaban tan descontentos con su suerte como se lo harán notar a Moisés: «¡Ojalá hubiéramos muerto en manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos!» (Éx 16, 3). 

3.  Encargarse de la realidad
Cuando logramos ser honrados con la realidad y ninguna venda nos impide ver el sufrimiento del otro, la reacción inmediata es la misericordia.23 La misericordia samaritana no se reduce a un mero sentimiento empático, incluye además la acción por aliviar el sufrimiento del otro y el riesgo de compartir su destino.

Compasión: No debemos confundir compasión con lástima. La compasión comparte el sufrimiento del otro: padece-con. La lástima participa de la conmoción de la compasión pero desde la distancia existencial del que se sabe lejos de la situación del que sufre.
La compasión derriba las asimetrías que pueden darse en la relación ayudador-ayudado. Compadecido y compadecedor se saben igualmente vulnerables. La compasión prevé reciprocidad: «hoy por ti, mañana por mí». La lástima no contempla verse en el lugar del compadecido, la relación que establece con él es asimétrica. El ayudado está desnudo, apaleado y medio muerto, es pura carencia. 

Acercarse: Dos maneras diametralmente opuestas de acercarse a la realidad, dos formas de intentar transformarla: colonizar u hospedarse. El colonizador exporta su concepción y modo de vida allí donde va. Convencido de que su modelo es el ideal, intenta arrastrar a los demás hacia él. En ningún caso se planteará renunciar a sus cotas de bienestar o consumo. El huésped, por su parte, dialoga con la cultura que la acoge, valora otros modos de entender la vida y no absolutiza su modelo de progreso.

4. Comprometerse.

Leer los signos de los tiempos.
-       Mundo estructural y político
-       Otros modos de vida posible
-       Otra información posible
-       Otro consumo es posible
-      Otra espiritualidad es posible.  

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